El dólar de los Estados Unidos, la base confiable del sistema financiero mundial, está siendo atacado desde todas las direcciones. Hay muchas razones. Una, las políticas imprudentes de la izquierda y su interminable síndrome de trastorno de Trump. Dos, las siniestras intenciones de la China comunista de poner a Estados Unidos de rodillas y encender una crisis financiera mundial.
El dólar estadounidense, la base de la economía global, ha estado mostrando signos angustiantes de una disminución continua, lo que genera temores de una recesión inminente. El informe Charles Schwab que revela una disminución del 8 al 10 por ciento en los valores reales y nominales de la moneda desde fines del año pasado es simplemente la punta del iceberg.
El Washington Post identifica dos razones fundamentales detrás de esta caída –, una fase de cambio de política monetaria con una inflación constante y un mercado laboral inestable. Sin embargo, hay otro aspecto más catastrófico que no recibe la atención adecuada. El dólar estadounidense está perdiendo lentamente su dominio global, no solo a través de las políticas propias de Estados Unidos, sino también debido a las maquinaciones deliberadas de la China comunista.
La caída del dólar ha estado en una trayectoria alarmante durante los últimos meses. Como moneda de reserva mundial, su pérdida de valor impacta no solo en la economía estadounidense sino también en el mercado global. La postura de línea dura de la administración actual sobre los aumentos de las tasas de interés y la política económica ha dejado el cambio monetario en una situación precaria.
Si bien la Reserva Federal está indicando una pausa, la especulación generalizada sugiere que se avecinan recortes en las tasas de interés en el horizonte. Esta incertidumbre está creando un efecto dominó cuyas consecuencias no se pueden estimar hasta que nos atrapen en el medio.

A esto se agrega el tema del alto desempleo y despidos. Los informes del mercado laboral son una indicación sólida de que los aumentos de las tasas de interés se están disolviendo. El problema central es el techo de la deuda, a medida que el Departamento del Tesoro adopta medidas sin precedentes para evitar que el país incumpla sus obligaciones después de alcanzar el límite de deuda a principios de este año.
Republicanos y demócratas están negociando para decidir el futuro del dólar. Si el gobierno de los EE. UU. Se desmorona o no logra encontrar una solución rápidamente, puede ser demasiado tarde para evitar que la moneda se hunda.
Sin embargo, no son solo los pasos en falso del gobierno estadounidense los que están causando la desaparición del dólar. La China comunista está haciendo todo lo posible para destruir la hegemonía global del dólar. Los informes dicen que China tiene la intención de internacionalizar su moneda, el yuan, para destronar al dólar como la moneda de reserva mundial.
Todas las señales indican que el movimiento ya está en movimiento. Brasil y China acordaron recientemente comerciar usando sus monedas locales, evitando efectivamente el dólar estadounidense como mediador. Si esto continúa aumentando, la caída del dólar y la desaparición final podrían ser inevitables.
La posibilidad de que la China comunista domine el mercado global es un escenario más aterrador de lo que imaginamos. Los planes del país son establecer una economía mundial que dependa menos del dólar y expandir su influencia comunista a nivel mundial. Las ramificaciones de tal plan son inimaginables, con una posible guerra de divisas en el horizonte. Es crucial que Estados Unidos reconozca el peligro y tome medidas rápidas para contrarrestar la amenaza o podemos despedirnos de nuestra forma de vida.